Locales

"El taxi no solo traslada personas, también historias y emociones"

En el marco del Día del Taxista, conversamos con Lorenzo Igor, un histórico chofer de Río Grande que desde 1986 recorre las calles de la ciudad ofreciendo mucho más que un servicio de transporte. Con casi cuatro décadas de experiencia al volante, Lorenzo repasa los cambios del rubro, destaca el rol humano de su trabajo y envía un mensaje esperanzador a sus colegas.

“Comencé en el año 86, creo que fue en el 85 con Remis y después me pasé al taxi, y hasta ahora sigo en este servicio tan valioso”, recuerda Lorenzo. Su voz transmite orgullo y convicción. Habla de su oficio como una vocación, un compromiso social: “El taxi no es solo un trabajo, es un servicio vital para la sociedad humana”.

Para él, el vínculo con los pasajeros es lo que le da sentido a cada jornada. “Nos convertimos en psicólogos de ambos lados. Compartimos nuestras experiencias con los vecinos, ellos nos cuentan las suyas, y se genera un ida y vuelta muy humano. Esa comunicación es maravillosa y necesaria”.

Lorenzo lamenta algunos cambios que ha vivido el rubro con el paso de los años. “Antes el taxista era una persona de confianza. Llevábamos a los chicos a la escuela, cargábamos bolsas de cemento, troncos para la salamandra... hoy eso cambió mucho”. Apunta que la llegada de nuevas formas de transporte y servicios de delivery también modificaron el rol del taxista tradicional. Aun así, valora la permanencia del trato directo con el vecino.

Durante la pandemia, destaca, los taxistas fueron esenciales. “Pusimos un nylon en el auto, usamos máscaras, y seguimos trabajando. Algunos compañeros incluso dieron su vida en ese esfuerzo. Fuimos héroes anónimos”.

Al ser consultado sobre lo que más valora de su oficio, no duda: “Es muy positivo. La buena comunicación ayuda a liberar el estrés, es saludable para todos. Si la sociedad apostara más por eso, sería psicológicamente más sana”.

En el Día del Taxista, Lorenzo deja un mensaje claro a sus colegas: “Somos gente de confianza, prestamos un servicio abnegado y ponemos lo mejor de nosotros. Lo más importante que tenemos es la vida, y debemos cuidarla en cada viaje. La imprudencia no lleva a ningún lado. Si todos manejáramos con responsabilidad, viviríamos mucho mejor”.

Con humildad y sabiduría, Lorenzo Igor nos recuerda que un taxi no solo traslada personas, también transporta historias, emociones y humanidad.

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