Ernesto “Nené” Loffler es oriundo de la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Allí vivió sus primeros años donde pasaba las tardes jugando a la pelota en el potrero “y la verdad es que me enriqueció mucho, haberme educado ahí, haber convivido con todo tipo de gente, me preparó muy bien para la vida”.
Es hijo del reconocido Dr. Ernesto Julio Loffler, quien tuvo el desafortunado accidente aéreo donde perdió la vida en el año 1984. A los 8 años su familia decidió venirse a vivir a Tierra del Fuego, donde su padre iba a ejercer la medicina en la especialidad de ginecología y su madre como maestra. Cuando llegó Río Grande comenzó la primaria en el Colegio Don Bosco, pero solo estuvo un año hasta que lo cambiaron a la Escuela Nº 2 donde terminó egresando.
La educación que lo enriqueció
Cuando llega el comienzo del secundario, como las condiciones de los colegios secundarios no eran muy satisfactorias, su papá decidió mandarlo al Liceo Militar de General Roca en Comodoro Rivadavia. “Recuerdo un día que me planté y le dije a mi papá no voy, no quiero ir y él me dijo andá un año, si no te gusta te volvés.” A los 12 años tuvo que trasladarse solo hasta Comodoro, en el liceo se encontraba en condición de pupilo, entraban los domingos y recién podían salir los viernes para ir a casa de los tutores. “El liceo fue una linda experiencia para mí, me dediqué a estudiar mucho, me la pasaba estudiando, haciendo deportes y formándome”. Durante sus 5 años de pupilo pudo ganar muchos premios, entre ellos uno al mejor promedio de su promoción; esa gran voluntad la pudo ver reflejada en el primer año de la facultad donde no tuvo que esforzarse a estudiar mucho ya que tenía una muy buena base.
Cuando comenzó Derecho en la Universidad de Buenos Aires pudo notar los frutos de sus años en el Liceo, ya que además de poseer una base educativa muy satisfactoria, sabía desenvolverse en la vida universitaria, viviendo solo, ya que otros compañeros decidieron abandonar porque no resistieron estos factores. En el año 1990 se recibió de abogado.
Sus primeros pasos en la política
El primer año luego de recibirse comenzó a trabajar en un banco en el área de comercio exterior, ya que tenía ciertos conocimientos del tema porque había estado estudiando Comercio Exterior en la UADE.
En Tierra del Fuego ya habían dictado la Constitución y Ernesto tuvo la posibilidad de acompañar y trabajar como asesor para el diputado Enrique Bischof perteneciente al Movimiento Popular Fueguino, “Aprendí mucho, porque me la pasé dos o tres años haciendo proyectos de ley, me dediqué a eso fuertemente y además al ejercicio de la profesión de abogado en mi estudio de Buenos Aires donde nos iba bien”.
El Dr. Loffler tenía mucho anhelo de volverse a Tierra del Fuego, “mi destino estaba en Tierra del Fuego, quería volver”. Él se había puesto de novio con Marilina Henninger, oriunda de la capital fueguina, quien actualmente es su esposa y madre de sus dos hija Teté y Anita. Marilina también anhelaba volverse a la provincia, entonces decidieron emprender la vuelta a Tierra del Fuego en el año 1994.
En su vuelta a Río Grande tuvo la suerte de seguir ejerciendo la abogacía. Estuvo un tiempo trabajando como asesor del Concejo Deliberante y le surgió la oportunidad de un nuevo cargo en Gobierno como Delegado del Ministerio de Economía. Ahí pudo desarrollar un programa de asistencia a micro emprendedores, “Trabajamos muy bien, eso me proyectó, hizo que la gente me conociera a través de mi trabajo.”
En el año 1995 le ofrecieron la posibilidad de postularse como concejal con un sistema de preferencia donde ganó las elecciones con Horacio Miranda y Sergio Ruiz. “Fue un honor porque integraba un Concejo Deliberante con concejales como es el caso del ingeniero Martin que fue Intendente de Río Grande tres veces, la concejal Mabel Caparrós que fue senadora y ahora Diputada Nacional, Tachi Trejo que fue Diputado Nacional, Horacio Miranda Legislador, Alejandro Navarro que fue Legislador, la verdad que fue un Concejo Deliberante de mucho nivel donde se debatía y se discutía mucho.”
Todavía no había finalizado su mandato como concejal cuando desde el M.O.P.O.F le ofrecieron la candidatura para Diputado Nacional y aceptó el desafío; es asi que con 30 años asumió en la Cámara de Diputados. No pudo lograr la reelección y ese fue el fin de su carrera política.
El comienzo de una larga trayectoria
En 2002 siguió desempañándose en lo que más amaba que era el Derecho, “no cobraba las consultas laborales, eran gratuitas para los trabajadores, abría la puerta de mi despacho estaba lleno de gente que venía a hacer consultas, estuve muy vinculado trabajando mucho con la gente, y uno se enriquece mucho”.
En el 2005 se presentó a un concurso de Camarista en Río Grande y ganó. Asumió en la Cámara de Apelaciones y fue Juez de la Cámara durante 15 años. Dentro del Poder Judicial pudo darse un tiempo para seguir especializándose en Derecho Constitucional en la Universidad de Salamanca en España, en el año 2008 inicio una Maestría en Derecho Magistratura Judicial que la finalizó en el 2010. A partir del 2011 inició sus estudios doctorales egresando en el año 2019 como Doctor en Derecho.
Antes que él decida ponerse a estudiar Derecho, una de las carrera que más pasaba por su mente era la de Ingeniero Nuclear; su papá había logrado conseguirle una beca en Alemania para que siga sus estudios allá, pero debido al accidente aéreo de su padre no pudo llevarse a cabo. “Eso me iba alejar de mi familia; yo soy el más grande de cinco hermanos y de alguna manera debía estar ayudando a mi mamá y estar colaborando en la crianza de mis hermanos y si me iba al Balseiro no iba a tener contacto con mi familia y no iba a poder desarrollar ese rol que yo creía que llevaba adentro”. Entonces fue asi que optó por el Derecho, que le dió la posibilidad de desenvolverse en distintos ámbitos, como la docencia en la carrera de Derecho. “Ahora estoy dando clases en un doctorado de Buenos Aires; tuve nueve alumnos, y fue una experiencia única. Única porque el nivel del auditorio es muy elevado, todas las personas que estaban asistiendo a clases mínimo tenían una maestría y es muy lindo cuando uno enseña y aprende dialógicamente”.
Loffler además de tener una larga trayectoria académica y laboral tiene una frustración que ahora se está convirtiendo en una meta. Esa meta es la de aprender inglés de manera fluida y ahora decidió tomarse un tiempo para empezar clases y conseguir ese logro. “Mi papá me decía siempre ‘lo que natura no da Salamanca no presta’ que quiere decir lo que no te da la naturaleza no te lo va a dar la universidad y yo no estoy de acuerdo con ese mito; creo que el secreto de la vida es la perseverancia en todo sentido, en el estudio, en el trabajo, si uno persevera alcanza los objetivos, hay que ponerse las metas y ver cuáles son las actividades que te van a conducir a esas metas”.