
En el marco del Día de la Maestra Jardinera, hablamos con Georgina Paredes, una apasionada docente del nivel inicial, quien nos abrió su corazón para compartir los sentimientos que atraviesan su tarea diaria. Recibida en el ISES como Docente de Nivel Inicial, Georgina formó parte del equipo del Jardín N°26 y actualmente es parte del Juvenil Instituto Fueguino. Con cada palabra transmite ese amor incondicional que sólo quienes eligen esta profesión desde el alma pueden expresar.
“Me motivó la posibilidad de acompañar a los niños en los primeros años de vida escolar”, dice con ternura. Y agrega: “Eso me permite sembrar valores, despertar curiosidades y fomentar vínculos basados en la confianza, el respeto y el cariño. Me motiva no solo contribuir en lo pedagógico, sino también en la formación de personas más empáticas”.
Para Georgina, enseñar no es solo transmitir conocimientos: es también jugar, conectar
Por supuesto, no todo es sencillo. Como en todo rol educativo, los desafíos son parte del camino. “Lo primordial es atender a la diversidad del grupo, respetando los tiempos, intereses y particularidades de cada niño y cada niña”, afirma. Y lo dice con la sensibilidad que se necesita para ejercer esta labor tan importante, a veces poco reconocida.
Pero quizás lo más conmovedor de su testimonio aparece cuando habla de lo que los chicos le enseñan a ella: “Me enseñan a disfrutar de lo simple, a vivir el presente. Su sinceridad, su creatividad, su capacidad de perdonar y su entusiasmo constante me inspiran. Cada grupo que acompaño deja una huella en mí, que me sirve para crecer como persona y como profesional”.
En este Día de la Maestra Jardinera, celebramos a educadoras como Georgina, que desde el juego, la paciencia y el amor, construyen los primeros puentes de la infancia hacia el mundo. Gracias por enseñar con el corazón.