Este 6 de junio no fue un día más para quienes integran el Juvenil Instituto Fueguino (JIF). Con una historia profundamente ligada a la identidad educativa de la ciudad, la institución cumplió 34 años de vida, marcados por el compromiso, la inclusión y el acompañamiento cercano de toda su comunidad.
Desde sus comienzos, el JIF se propuso ser mucho más que una escuela. Fue pensado como un espacio donde cada estudiante pudiera tener un lugar, sin importar su historia, sus dificultades o el camino recorrido.
“Desde su fundación, el Juvenil fue una escuela pensada para incluir. El profesor Ricardo Damián Azcárate, su fundador, lo concibió así: como una oportunidad para jóvenes que en otras instituciones no encontraban lugar. Desde aquellos inicios, la inclusión no fue un lema, fue una práctica real”, explicó el actual director del establecimiento, Sergio Zilman, en diálogo con nuestro medio.
Zilman forma parte de esta comunidad educativa desde hace 24 años, y su recorrido personal está íntimamente ligado al crecimiento de la institución:
"Este es un colegio que me marcó profundamente, como a tantos colegas que hace décadas sostienen esta tarea. La vicerrectora lleva 26 años en el colegio, y como ella, hay muchas personas que pusieron el cuerpo y el corazón todos los días. Esa constancia es lo que ha hecho que hoy estemos celebrando 34 años con tanto orgullo”.
El Juvenil Instituto Fueguino es, además, uno de los colegios de gestión privada laica más antiguos de la ciudad, y ha logrado mantener su estabilidad en el tiempo gracias a un factor clave: el compromiso humano.
“La permanencia tiene que ver con el vínculo que construimos con las familias, con los alumnos, con quienes nos acompañan. No somos una institución fría. Somos una comunidad pequeña, donde nos conocemos, donde cada chico tiene un nombre, una historia, y un espacio para ser él mismo”.
Uno de los aspectos más conmovedores de esta historia educativa es ver cómo los lazos construidos perduran en el tiempo. Sergio lo expresa con emoción cuando cuenta que hoy recibe en el colegio a hijos e hijas de exalumnos que pasaron por sus aulas años atrás:
“Es algo que te moviliza mucho. Ver entrar a una mamá que fue tu alumna y ahora acompaña a su hijo, o tener como colega a alguien que fue estudiante del colegio. Es una manera hermosa de ver que el trabajo cotidiano tuvo sentido, que dejó huella. Te da nostalgia, sí, pero también muchísima alegría”.
En este nuevo aniversario, el mensaje del director fue claro y sentido:
“A toda la comunidad educativa, a quienes pasaron y a quienes están, quiero decirles que las puertas del colegio siempre estarán abiertas. Siempre. Incluso para quienes solo cruzan por la vereda y saludan. Porque una escuela no es solo un edificio: es el recuerdo, el afecto, lo que sembramos cada día. Y eso trasciende generaciones”.
La jornada de este viernes estará cargada de festejos y emociones compartidas. A lo largo de todo el día, los diferentes niveles —inicial, primario y secundario— realizaran actividades especiales para celebrar.
El Colegio Juvenil Instituto Fueguino no solo celebra un aniversario: celebra su trayectoria, su identidad y su compromiso con una educación inclusiva y afectiva. Y en cada historia, en cada familia que vuelve, en cada alumno que encuentra su lugar, se renueva el verdadero sentido de la escuela.
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