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Nacionales Viernes 18 de Julio de 2025

A 31 años del atentado a la AMIA: el tiempo no borra el dolor ni la memoria

Este viernes se cumplen 31 años del atentado a la AMIA, el ataque más brutal de la historia argentina. Ochenta y cinco personas fueron asesinadas y más de 300 resultaron heridas por la explosión que destruyó no solo un edificio, sino también familias, historias y futuros.

Aquel 18 de julio de 1994 quedó grabado a fuego en la memoria colectiva del país. A las 9:53 de la mañana, un coche bomba explotó frente a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina, en la calle Pasteur, en pleno barrio de Once. Desde entonces, el dolor no ha cesado y la herida sigue abierta.

Pasaron 31 años y la justicia sigue siendo una deuda. No hay condenados. No hay verdad completa. Lo que sí hay —y abunda— es impunidad. Las investigaciones estuvieron marcadas por irregularidades, encubrimientos y silencios. Y mientras tanto, los familiares siguen reclamando lo más básico: que se sepa la verdad.

En el plano judicial, este año se avanzó en la reapertura de causas vinculadas al encubrimiento del atentado, especialmente tras nuevos testimonios aportados en la causa del fallecido fiscal Alberto Nisman. También continúa el pedido de captura internacional contra altos funcionarios iraníes señalados por la justicia argentina como autores intelectuales del ataque. Sin embargo, la causa principal sigue estancada y sin responsables juzgados.

Cada año, cada 18 de julio, no solo se recuerda a quienes ya no están, sino también a quienes quedaron con el corazón roto. Madres, padres, hermanos, hijos y amigos que nunca dejaron de buscar justicia. Que con el paso del tiempo aprendieron a convivir con la ausencia, pero no con el olvido.

“El dolor no prescribe”, repiten muchos de ellos. Y tienen razón. Porque hay fechas que duelen, que pesan, que queman. Porque no se trata solo de recordar lo que pasó, sino de exigir que no vuelva a pasar. La memoria es una forma de amor, pero también de lucha.

Hoy, a 31 años del horror, Argentina sigue esperando respuestas. Pero sobre todo, sigue recordando. Porque mientras haya memoria, las víctimas vivirán para siempre en el corazón del pueblo.

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