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Provinciales Martes 3 de Junio de 2025

A 10 años del primer grito: “Ni Una Menos”

Este 3 de junio se cumplen diez años del grito colectivo que cambió para siempre la forma de hablar sobre la violencia de género en Argentina. Fue un antes y un después. La consigna “Ni Una Menos” nació como respuesta al femicidio de Chiara Páez, una adolescente de 14 años asesinada por su novio en Santa Fe. El dolor se transformó en movilización. Las calles se llenaron de mujeres, jóvenes, disidencias y también hombres que no quisieron mirar más hacia otro lado.

Una década después, el reclamo sigue vigente. La violencia no cesó, y los números siguen siendo alarmantes: según el Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo de la Nación, en lo que va de 2025 ya se registran más de 120 femicidios en el país. Pero también es cierto que en estos diez años hubo avances: se multiplicaron las redes de acompañamiento, se crearon áreas de género en los distintos niveles del Estado y se sancionaron leyes fundamentales como la Ley Micaela y el patrocinio legal gratuito para víctimas.

Sin embargo, la deuda estructural sigue ahí. En cada rincón del país, las organizaciones territoriales son quienes sostienen el tejido de contención, muchas veces con recursos escasos y ante la falta de respuestas del sistema judicial y policial.

En Tierra del Fuego, también hubo marchas, intervenciones artísticas, conversatorios y actividades impulsadas por colectivas feministas, sindicatos, agrupaciones estudiantiles y espacios culturales. En ciudades como Río Grande y Ushuaia, las consignas se multiplicaron: “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos”, “El Estado es responsable”, “La deuda es con nosotras”. En cada cartel, en cada abrazo, en cada ronda, late el recuerdo de las que faltan.

Hoy, a diez años, la memoria se activa para sostener la lucha. Porque no alcanza con recordar, hay que transformar. Ni Una Menos no fue una moda, fue un despertar. Un grito que abrió grietas en el patriarcado y sembró conciencia en nuevas generaciones.

La pregunta ya no es por qué luchan las mujeres y disidencias, sino cómo acompañar esta lucha para que nunca más haya que marchar por otra víctima.

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