La industria tecnológica argentina vive un momento histórico: por primera vez, fabricantes con planta en Tierra del Fuego —como Newsan y BGH— lanzaron sus propias tiendas online para vender celulares, televisores y electrodomésticos. Lo hacen bajo un régimen impositivo diferencial que les quita el 21 % de IVA y otros tributos nacionales, una ventaja pensada para sostener el empleo en la isla y abaratar costos para todo el país.
Sin embargo, los consumidores fueguinos quedaron fuera del mapa. Pese a producir en Río Grande y Ushuaia, estas empresas no realizan envíos a la provincia que les otorga el beneficio fiscal. Quien vive en Tierra del Fuego debe pagar el precio completo en comercios locales o resignarse a no comprar, mientras usuarios de Buenos Aires o Córdoba sí aprovechan los descuentos.
Consultada por nuestro medio, una vocera de Newsan explicó que “lo que se encuentra es una fábrica, no contamos con la estructura logística para todos los productos que comercializamos”. En contraste, Mirgor opera su tienda Diggit con ventas online y local en calle Rosales, y Samsung mantiene presencia física tanto en Río Grande como en Ushuaia, demostrando que la logística no es un obstáculo insalvable, sino una elección empresarial.
La situación expone una contradicción: el subrégimen industrial fueguino —con sus exenciones de IVA y tributos nacionales— busca precisamente fortalecer la economía local. Que los beneficios fiscales se utilicen para vender “puerta afuera” y excluir a quienes conviven con las plantas fabriles erosiona el sentido del incentivo y alimenta el malestar social.
Mientras las empresas argumentan que se trata de “políticas comerciales momentáneas”, la pregunta es inevitable: ¿de qué sirve un régimen especial si quienes sostienen su existencia, los habitantes de Tierra del Fuego, no pueden acceder a las mismas oportunidades de compra que el resto del país?
Comentarios