
La actividad en el sector de la construcción atraviesa uno de sus momentos más críticos en los últimos años. Julio Ramírez, secretario general de la UOCRA, detalló en diálogo con nuestro medio la preocupante situación que atraviesan miles de trabajadores y empresas del rubro.
Según Ramírez, en los últimos diecinueve meses, quince mil empresas del sector cerraron sus puertas y se perdieron más de doscientos veinte mil puestos de trabajo. “Cuando se pararon todas las obras públicas, en un solo plumazo nos quedamos casi con trescientos mil trabajadores desocupados en todo el país”, señaló, atribuyendo esta situación al actual gobierno provincial.
La paralización de la obra pública ha generado consecuencias directas en los trabajadores, quienes, en muchos casos, dependen de subsidios municipales o de bolsas de alimentos para subsistir. Ramírez explicó que “lo poco que quedó, tironea con ayuda del gobierno o haciendo algunas changuitas”. Destacó que incluso proyectos que parecían promisorios, como los desarrollos en Los Molinos, ya finalizados para gran parte de los trabajadores, dejaron fuera a la mayoría de la plantilla original.
Sobre los anuncios recientes de reactivación de obras, el dirigente expresó cierta cautela. “El gobierno habla de retomar proyectos con los chinos, yo apunto más a esa parte. El puerto era mucho hablar y al final no se concretó nada. Los chinos están dispuestos, pero dependen de acuerdos políticos”, explicó. Entre los proyectos concretos que podrían generar empleo, mencionó la remodelación del aeropuerto, prevista para diciembre, con una duración estimada de tres a cuatro meses, que involucrará a trabajadores locales.
Ramírez también se refirió a la frustración de quienes apoyaron al gobierno actual. “Muchos compañeros de la construcción que votaron a Milai se arrepienten. Hoy toda esa gente está sin trabajo y pasando mal”, aseguró. Además, alertó sobre la dificultad de las empresas para sostenerse ante la falta de obra y la necesidad de cubrir obligaciones económicas, lo que ha llevado a muchos emprendimientos a cerrar sus puertas.
Por último, destacó la situación de infraestructura vial: “La ruta nacional número tres se está descascarando y ni siquiera hay esperanza de arreglarla. Las empresas que antes reparaban los arroyos ya no quieren hacer nada porque no hay plata”, concluyó.
En un sector marcado por la incertidumbre y la precariedad, los ojos de los trabajadores de la construcción están puestos en los proyectos que puedan reactivar la actividad y garantizar empleo en el corto plazo.